martes, 13 de agosto de 2019

CINE - BRING THE SOUL, THE MOVIE (2019)


El pasado 7 de Agosto se estrenaba mundialmente la tercera película de BTS, y España, como sabrás por nuestra página, ha sido uno de los países donde se ha podido ver en pantalla grande. Un acercamiento a la superbanda coreana durante su gira Love Yourself, que les llevó por Estados Unidos y Europa que comienza en París, para ver a los siete integrantes hablar de dicha gira mientras asistimos entre bambalinas a los entresijos de los conciertos. El documental nos muestra la faceta más humana de sus miembros, siendo un viaje emotivo al corazón de BTS y una demostración del éxito mundial tanto de ellos como del k-pop, traspasando la historia del propio grupo para ayudar a conocer más el mundo de la música pop coreana.

BTS llegan a Paris en 2018, última parada antes de volver a Corea y disfrutar de unas merecidas vacaciones. Allí comienzan a hablar de la propia gira, de lo que ha significado para ellos, mientras asistimos a fragmentos de los conciertos en USA y Europa. De esta forma viajamos con ellos y les vemos tanto dentro como fuera del escenario, dejando a un lado a las superestrellas para conocer más íntimamente a los siete jóvenes cantantes. Y este es uno de los puntos fuertes del film, donde, como bien dice el título, ofrecen su alma desnuda a sus fans, las Army, su legión de fans. Una imagen poco habitual entre estrellas, ya sean de la música o del cine, con momentos sumamente emotivos donde vemos a algunos de ellos llorar por haberse equivocado en alguna canción. La sinceridad de las imágenes y de su comportamiento mientras van hablando humanizan a estas estrellas, incluyendo las escenas previas a sus actuaciones. Jóvenes nerviosos por el resultado, pendientes de dar lo máximo para sus fans, tan importantes para ellos y el motivo real de su música y esfuerzo. Les vemos prepararse para cada concierto, sus impresiones anteriores y posteriores a los mismos, todo ello rodado de forma excelente, con mucho ritmo, entremezclando las actuaciones con los viajes, comidas, reuniones e incluso el estudio de sus propios conciertos de cara a mejorar. Es curioso que pongan de relieve fallos que se ven, y es que al margen de lo que se pueda pensar, no estamos sólo ante un trabajo que mitifica al grupo, algo que creo haber dejado claro ya. Se puede pensar que parte de esa sinceridad es impostada de cara al fandom, pero realmente se nota la sinceridad de todos ellos y de las imágenes, alejándose de esa perfección de estrellas para mostrar el lado humano de todos ellos. Además, nos reímos, nos emocionamos y compartimos momentos íntimos con ellos, estableciendo unos nexos con los siete que traspasa el tema fan.



Por otro lado, vemos el impacto del k-pop de forma internacional con esos estadios llenos hasta rebosar o la visita de BTS a la sede de los premios Grammy, algo impensable hace tan sólo unos años para cualquier músico coreano. Es curioso ver cómo durante su visita a Berlín, al ver a gente con camisetas del grupo, se sorprenden de hasta dónde han llegado, a pesar de llenar estadios con 40.000 personas, pero es que el impacto de la música coreana ha sido tan sumamente rápido que los propios artífices del mismo no son conscientes de la importancia que tiene su música en la sociedad occidental, algo que también podemos ver con las declaraciones de algunas de sus fans y el significado más allá de su propia música. El k-pop en Occidente se ha convertido en un modo de vida como ningún tipo de música asiática ha llegado a ser, un despertar de la individualidad de mucha gente, mujeres y hombres, y una puerta hacia la cultura coreana, acercando a través de la música otros aspectos como los k-dramas, la gastronomía y la propia historia del país. De esta forma, y gracias al estreno de este documental en numerosas ciudades de nuestro país, se establecen vínculos entre los fans españoles y los grupos coreanos, e incluso entre los fans norteamericanos y de otras ciudades europeas con nosotros, sintiéndonos identificados y deseando ser parte de esta gran familia del k-pop llena de luces y sombras, pero sobre todo de una forma diferente de música, un espectáculo visual y sonoro que queda perfectamente plasmado en las secuencias de conciertos, momentos únicos e irrepetibles.
Para terminar, quiero dejar claro que si desconoces el mundo del k-pop, este documental es, a su vez, una estupenda forma de conocer su significado, una puerta a un maravilloso nuevo mundo por descubrir, y si ya lo conoces, aunque no sea fan de BTS, es indispensable para sumergirse más aún.


Iván Fernández

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