Sin lugar a dudas, el templo Bulguksa es una reliquia representativa de la cultura budista del reino de Silla. Fue construido en el 528 durante el reinado de Beop-Heung para desear prosperidad para todos, llamándose entonces Hwaeom Bulguksa o Beomnyusa. Siendo más tarde reconstruido en el 751 por Kim Dae-Seong y terminado por el rey Hyegong, finalmente se le dio el nombre de Bulguksa.
Este nombre se ha mantenido a
través de las muchas obras de renovación durante la dinastía Goryeo y Joseon.
Pero durante la guerra de Imjin
(1592-1598, guerra causada por la invasión japonesa al territorio coreano) se
incendió, sufriendo graves daños y siendo blanco de ladrones a menudo.
En 1604 se inició su
reconstrucción con el rey Seonjo
siendo renovado hasta 40 veces hasta el reinado de Sunjo. Aun así, el templo
sufrió muchos daños y robos. No fue hasta 1969, cuando se formó el Comité de Restauración, que se
reconstruyeron edificaciones originales y otros lugares casi destruidos fueron
reparados.
El templo Bulguksa es la reliquia
que representa la ciudad de Gyeongju siendo designado Patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en 1995 junto a
la gruta Seokguram.
Pagoda Dabotap |
Dabotap y Seokgatap son las
pagodas de piedra representativas de Corea. Con algo más de 10 metros, se
elevan al este y al oeste respectivamente entre el salón Daeungjeon y la puerta
Jahamun. Puentes al oeste del salón Daeungjeonk con grabados de flores de loto
en los peldaños muchos de los cuales se han difuminado con el tiempo.
Puentes al este del salón. Estos
puentes tienen 33 escalones en total, divididos en dos partes representando
respectivamente la juventud y la vejez y simbolizan la vida. Son los únicos
puentes en perfecto estado de los construidos durante el reino de Silla
Dañada por los japoneses, esta
estupa fue finalmente devuelta a Corea en 1930, y supuestamente alberga los
restos de ocho monjes o los restos de la reina del rey Heongang (875 al 886
d.C.)
Tras esta lección de historia y si viajas a Corea, debes ir a este templo sí o sí. Recorre todos los jardines y zonas autorizadas, descálzate si vas a entrar a uno de los salones, donde pude comprobar que bastantes visitantes realizaban oraciones y plegarias a Buda. Yo ya había leído algo de este templo así que adentrarme en él y ver con mis propios ojos lo que había solo leído y visto en fotos, no hizo más que aumentar mi asombro ante la increíble construcción y reliquias de su interior. A pesar de todos los daños y robos sufridos, este templo aún conserva su majestuosidad en todos los sentidos.
Pagoda Seokgatap |
Hay una buena caminata hasta el templo,
pero se agradece poder disfrutar de un buen paseo respirando el aire de la
montaña, ya que este sendero transcurre por el parque nacional Gyeongju. Estaba muy bonito ya que toda
la senda la estaban decorando con farolillos ante la proximidad de una
festividad budista. En la entrada al templo había bastantes trabajadores
preparando todo y por respeto y no molestar no quise hacer ninguna foto. Lamentablemente,
aunque comprensible, una vez dentro del templo no está permitido hacer fotos y
hay vigilantes y cámaras dentro del mismo.
Me quedo con la perplejidad e
impresión que me dejo el interior del templo, voy a intentar describirlo,
aunque me faltaran palabras. El diseño de la gruta muestra una antecámara
rectangular y una sala principal redonda. En esta se encuentra una figura de
Buda de unos 3,5m sentado sobre un pedestal de loto de unos 1,34m. Probablemente
represente el Buda Seokgamoni ya que
la posición de sus manos simboliza el testimonio de la iluminación.
Hay varias figuras que rodean a Buda. Dos Dervas, dos Bodhisattavas, diez Artahns de pie, un Avalokitesvara Bodhisattva de 11 cabezas (el Bodhisattava de la misericordia ilimitada), ocho dioses guardianes, Vajrapani y cuatro reyes guardianes fueron esculpidos en la pared detrás del Buda. La gruta fue construida para proteger todas las estatuas de la intemperie y está formada por cientos de distintas piedras de granito, si bien no es habitual la construcción artificial sí que es comprensible teniendo en cuenta la dificultad de tallar en las montañas coreanas.
Estas figuras y el buda están
protegidos por un cristal y si lo unes a que no puedes pararte mucho rato a
mirar porque otros están esperando su turno, hace que no puedas observar con
todo detalle el interior de la gruta. Sin embargo, su visita merece la pena ya
que estas estatuas de granito son una verdadera obra de arte dentro del
budismo.
Y si creías que todos los templos
se construyen en la montaña… estás muy equivocado.
ALICIA GONZÁLEZ
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