martes, 15 de diciembre de 2020

CINE - 13FestCineCoreano: PANSORI Y CINE EN FAMILIA

 El pansori es un género musical tradicional coreano donde la o el intérprete, usa diferentes voces para narrar una historia. Por ello, la importancia del mismo, parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad según la UNESCO, tiene su reflejo en el cine y por ello este año, durante el festival, tenemos una selección de tres títulos que muestren dicho reflejo de formas bastante diferentes entre unas y otras. Pero además, en este tercer y último artículo dedicado al 13º Festival de Cine Coreano en España que organiza el Centro Cultural Coreano de Madrid, hablaremos de otra sección, la de Cine en Familia, con una divertida y entrañable historia animada para disfrutar, como dice el nombre de la sección, en familia.

The Singer (2019) es uno de los títulos con el pansori, e incluso va más allá al ser una película que narra los inicios de este género musical a la vez que se convierte ella misma en una de las canciones narradas habitualmente en él. Un cantante pierde a su mujer, secuestrada para ser convertida en esclava. Su búsqueda le llevará a meterse de lleno en intrigas políticas. Para el papel protagonista se contó con Lee Bong-geun, un auténtico cantante de música tradicional coreana, denominada Gugak, que incluye tanto la música popular como la cortesana, permitiéndole así brillar en los momentos musicales tanto como en los dramáticos, un doble y estupendo lucimiento. A través de su viaje vemos la importancia de este tipo de música, así como varias demostraciones, sobre todo por la historia que va contando en sucesivos momentos musicales, la propia historia del protagonista en su infatigable búsqueda de su mujer, una forma que deja clara la estructura y demás elementos característicos del propio pansori. A esto hay que unir la propia historia del género y un reflejo de la situación histórica (1774, aproximadamente), convirtiéndola en una emotiva y preciosa película, con una cuidada producción. Es lenta, no lo voy a negar, pero no de esa lentitud que aburre, sino que va desgranando la historia poco a poco, para entender así a su protagonista y terminar llevando toda la emoción posible cuando cante el final de la historia.

My Punch-Drunk Boxer (2019) incide en narrar una historia que parece sacada del repertorio del pansori, a la vez que la moderniza y muestra también este arte casi con una aplicación terapeútica y motor del protagonista. Un drama independiente con personajes grises y tristes, casi sin esperanzas, que se aferran a algo concreto para proseguir con sus vidas. El protagonista es un boxeador afectado por los golpes recibidos en su carrera profesional que quiere volver a competir usando el estilo que creó junto a su hermana, el Boxeo Pansori. La redención se coloca en el centro de los temas que trata, tocando también la autosuperación sin caer en la lágrima fácil. Además, tenemos momentos musicales donde un cantante de pansori nos cuenta lo que también vemos en imágenes, incorporándose así este género musical tanto en la narración como en el tipo de historia que cuenta. Una película pequeña y sencilla que va directo al corazón.


La última muestra de esta unión musical y cinematográfica es Chunhyang (2000), dirigida por Im Kwon-taek. El título hace referencia a una canción tradicional de pansori que narra la historia de amor entre el hijo de un gobernador y la hija de una cortesana. Una desgarradora historia de amor que unos jóvenes, en la actualidad, acuden a ver a un teatro, en una representación de cinco horas. Pero la película dura poco más de dos horas y alternamos la historia que se narra, con pequeños saltos a la actualidad para ver al auténtico intérprete de pansori en el escenario, uniendo la canción y el salto al pasado en otros momentos. Narrada de una forma sumamente clásica, muy teatral, con largos planos, muchos de ellos a ras del suelo, siguiendo a los personajes. Un director con la personalidad de Kwon-taek no podía evitar poner un toque personal, incorporando algo de erotismo a la mezcla. El gran Cho Seung-woo (Stranger) interpreta al hijo del gobernador, y Lee Hyo-jeong a Chunhyang. Essuchar el pansori te ayuda a transportarte a aquella época que narra la historia, zambulléndote de lleno en la historia y dar la impresión de estar viendo un clásico de los años 50 o 60. Existen más de 16 versiones diferentes de la historia en películas, pero ésta fue la primera que incorporó al pansori en parte del propio largometraje, haciendo de su visionado una experiencia muy diferente y artística.



Zapatos Rojos y los Siete Trolls (2019) es la única película de Cine en Familia. Rodada en inglés, con un reparto actoral que incluye a Chloë Grace-Moretz, Sam Clafin o Gina Gershon poniendo las voces a esta reimaginación del clásico Blancanieves y los Siete Enanitos, sustituyendo a los enanos por trolls y acercándose, espiritualmente, a la saga de Shrek, con una animación similar, y un humor blanco, pero moderno. Una excelente muestra de la animación coreana, habitual en muchas producciones de Hollywood animando todo tipo de películas, pero sin tener demasiados títulos reconocidos a nivel internacional, pero en esta ocasión, ha conseguido hacerse un hueco debido a su calidad. La historia va y viene del cuento original para dar mayor peso a la trama fantástica, con esos siete príncipes con maldiciones que hace que la gente les vea como trolls, y sabe meter elementos tradicionales del folclore coreano, como el espejo mágico, con esa cara inspirada en una máscara hahoetal. Aventuras, momentos musicales, humor y un mensaje sobre la belleza interior sencillo que gustará a los peques de la casa. El cine de animación coreana está al nivel de Hollywood sin lugar a dudas.

IVÁN FERNÁNDEZ

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