La historia nos presenta a
Tae-yeul, el mejor espadachín de Joseon, que vive retirado con su hija de forma
sencilla mientras va perdiendo la vista. Por ello, la pequeña no dudará en
acompañarlo cuando un monje les diga quién podrá ayudarle a recuperarla. Tras
un largo viaje, se verá envuelto en conspiraciones con la Dinastía Qing y su
mejor espadachín, Gurutai, y tendrá que volver a sacar la espada. De esta forma
asistimos a las intrigas políticas de la época, pero sin ser el grueso del
film, sólo el marco para que la película sea una trepidante y espectacular
película de espadachines donde el mayor protagonismo lo tiene la esgrima
coreana, el Haedong Kumdo, nombre
acuñado en 1982 y que proviene del reino de Balhae, al noroeste de Corea y que incluía parte de China y
Siberia. Por ello, en dicho reino se mezclaba gente de Goguryeo y la tribu Mohe, que hablaban lenguas tunguses, habladas
en Manchuria y Siberia. Una rica mezcla cultural que proporcionaron una serie
de eclécticas técnicas con la espada que terminó derivando en un arte marcial
moderno, pero con una fuerte personalidad. Curiosamente, no es demasiado
conocido, sobre todo en Occidente, e incluso, viendo la película, puede que
mucha gente desconozco que existe, pensando en que son coreografías de cine,
pero, a pesar de ser eso, también muestran la velocidad con el sable,
diferenciándose de artes similares de otros países. Esto proporciona a la
película una cinemática diferente y fresca, unido a una estupenda dirección que
aumenta la espectacularidad. Se lo debemos a Hong Ui-jeong y Lee Sang-ha,
dos nombres con muchísimas películas a sus espaldas, además de la ejecución de
cada pelea por parte de los actores, encabezado por Jang Hyuk, un actor todoterreno que bien protagoniza películas como
The Flu (2013), retitulada tras la
irrupción del coronavirus como Virus
en Netflix, o k-dramas como Fated to
Love You (2014) o Voice (2017) Aquí consigue darle al
protagonista tanto el aspecto heroico e invencible, como cierta fragilidad, o,
mejor dicho, no aparentar ser tan diestro con la espada. Su némesis es Joe Taslim, actor indonesio que vio su
carrera catapultada tras el éxito de Redada
Asesina (2011), y que no para de rodar tanto en Indonesia como en Hollywood
o en Corea. Su presencia y carisma, junto a sus habilidades marciales, Judo
(llegó a competir y a ganar medallas) y Wushu. Unir así la esgrima coreana con
el Wushu chino, enfrentándolos, aumenta más aún la espectacularidad de los
combates, muy rápidos y que podríamos compararlos con los vistos en las
adaptaciones en imagen real de Kenshin,
el Guerrero Samurái, pero no por unir la esgrima nipona con el estilo
cercano al cine de Hong Kong de la trilogía, sino por conseguir darle una
personalidad propia que la convierten en una de las mejores muestras de cine
marcial del año. También tenemos combates sin armas, pocos, pero igualmente de
calidad.
Al margen de la acción, tenemos una buena historia, no demasiado profunda, evitando lastrar la película, pero dándole un buen trasfondo. Y es que se desarrolla una trama de fondo que termina salpicando al protagonista, añadiendo drama con su hija, pero evitando caer en el noñerío, y consiguiendo mezclar varios géneros, la acción, el drama, la intriga, bien combinado, pero dejando que el primero, la acción, sea el más importante. No tenemos romance, siendo Kim Hyun-soo (Mother) el personaje femenino más importante, pero secundario para la historia.
Resumiendo, un guion que evita
ser una simple excusa, que da trasfondo a una historia puramente de artes
marciales, con mucho ritmo, buenos personajes y las dosis necesarias de drama
para darnos momentos de relax antes de pasar a una secuencia de acción. Un film
altamente recomendable, con un brillante Joe Taslim, quien cada vez cimenta más
su figura dentro del género.
NOTA: 7
IVÁN FERNÁNDEZ
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